Subir cabizbajo las escaleras. Con las lágrimas atoradas a la mitad. Abriendo una puerta que te ayuda a concentrar el dolor de haberla dejado tras de ti. Sin voltear -para hacerlo más dramático.
Arrancaste el coche entre fúrico y controlado. Entre adolescente y adolescido. Con la pena entre las patas y el pinche puto coraje de no atreverte a enamorar hasta el consecuente final.
De no atreverte a pelearla. De ya no ser capaz. De ya no querer luchar :/
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